RAMÓN RAMONET RIU

BÓVEDAS GÓTICAS: OFRECEN IMAGEN SUBLIMINAL EN LA CRUCERÍA

COLECCIÓN: "REVISION CULTURAL" (Desde 1.978). CONTINUA: "LOS CABALEROS TEMPLARIOS AÚN CUSTODIAN EL ARCA"

  DIVULGO IMÁGENES DE ROSTRO DE VARÓN, MUY OCULTOS EN lAS PRIMERAS BÓVEDAS DEL ARTE GÓTICO

FOTO: DESPUÉS DEL INCENDIO DE LA CATEDRAL DE PARÍS, PODRÍA SER EL MOMENTO MÁS OPORTUNO

(Notre-Dame, fotos: Primera, aspecto antes del incendio; y a la derecha, el posterior tetcho derrumbado)

                            Al reconstruirla, propongo hacerla visible, exteriormente. (Se obtendrían ventajas de las desgracias).

ENGLISH: ESQUEMATIC SUBLIMINAL FACE OF NOTRE-DAME OF PARIS NEW COVER

By reaping it could be made visible from the sky.
We must take advantage of the misfortunes.
Never you'll get inside and will continue seeing temple as before.

https://youtu.be/mur6yQSoyD4

INTRODUCCIÓN

Voy a exponer un hecho que nunca ha sido escrito en cuantos libros se ocupan de presentar la arquitectura gótica. Se admite que existe un enigma tras la construcción de las catedrales, aunque nunca antes del mes de abril de 2.013, ni se han acercado a la que es mi solución de la ocultación de inmensas imágenes de rostros de varón en las bóvedas, que solo podrán ser esquemático símbolo del rostro del propio Jesucristo. Los expertos se han limitado a enumerar los diversos misterios piadosos que a dichos templos se les atribuye, además de recopilar datos históricos, técnicos y otras peculiaridades. Habrían debido de tomar en consideración el que, en el siglo XII, el tema de la humanidad de Jesucristo interesaba enormemente, desde que san Francisco de Asís promulgó la humanización de "lo sagrado". La euforia en toda Europa, y Palestina, llegó a su punto álgido durante la construcción de las primeras catedrales góticas. Para rescatar su principal secreto, a mi me bastó reconocer lo que, durante los siglos posteriores, habrá sido evidente para un buen entendedor. El miedo a la Inquisisción, pudo paralizarles.

Aunque la verdad no necesita ser defendida, me esforzaré en hacerlo, primero porque una tan chocante idea ha quedado absolutamente olvidada, debido, principalmente, a la poca capacidad de abstracción de la muy materialista sociedad medieval, siempre agobiada por miedos y penurias. Yo lo divulgaré, porque para mi representa un sano ejercicio intel·lectual. Yo tratode descubrir dónde y cuando surgió la dicha idea, además de especular el cómo evolucionó, y finalmente qué pasó para que fuese olvidada.

Después del incendio, y desgraciada destrucción del techo, de la gran catedral de Notre-Dame de París, voy a anticiparme al futuro pidiendo que se reconstruya el tejado exterior, mostrando también el dibujo de un rostro en esquema, tal atrevidamente como en el siglo XII se acordó decorar el interior mediante muy pesadas bóvedas.

Empecemos por recordar al profano, que un techo es lo más necesario en cualquier tipo de vivienda. Sin una cubierta, un recinto también es inhabitable para los indigentes. Lo dicho aún es más evidente al aplicarlo a las magníficas bóvedas de crucería de las catedrales construidas entre los siglos XII al XIV. Las motivaciones hay que buscarlas en que la contrucción de cualquier templo religioso no se limitó a representar el "centro del mundo", sino que ansiaba trascenderlo por revelación divina, empleando para ello fundamental geometría sagrada;. Después, en su interior, los fieles pueden compararse a "piedras vivas".

Del conjunto de personas y de materiales para construir un espacio de oración, se pudo esperar que la divinidad de turno se manifieste realmente. Lo creyó así el filósofo griego Platón; y entre los judíos, su "Templo de Jerusalén" siempre fue la manifestación de la Ciudad celestial. Durante los siglos medievales, en Europa se elevaron catedrales que disputaban con las montañas el deseo de alcanzar el cielo, porque así pretendieron hacer patente la majestad de Dios. La belleza, tanto exterior como interior, de cada catedral plasmaba la resurección de Cristo (o si se prefiere, la rencarnación) . Creían que dentro de una catedral el Inefable "espíritu divino" podía ser detectado (J. Hani).

La intención de los planificadores de catedrales góticas así lo desearon, y ahora sabemos que plasmaron un sublime efecto oculto en aquellas altas bóvedas de crucería. En estas páginas afirmo que: las bóvedas decoradas con nervaduras -semejantes a "venas de piedra", alineadas sobre la nave del templo, arqueadas y entrecruzándose-, lo que se llama bóvedas de crucería, fueron, decorativamente hablando, la razón de ser de todas las catedrales góticas europeas durante los oscuros siglos medievales, cuando en ellas, discretamente se pretendió reflejar lo etéreo del rostro del Mesías. Al menos desde mi punto de vista, incluso aparece y reaparece, porque descubro dicha subliminal forma de rostro en copias de las copias de las bóvedas iniciales.

Así, ha sucedido que el esquematizado rostro, que lleva más allá de la humana razón, aún sigue siendo visible en muchas catedrales posteriores. A nadie le puede extrañar que finalmente los soportes de crucería degenerasen, porque para alabar la gloria de Dios la decoración siempre parecería insuficiente, por ostentosa que fuese. El resultado fue negativo, ya que, por novedosas que sean las técnicas constructivas, de poco sirven si no están al servicio de un ideal realmente humanista. La mejor manera de colaborar con una idea siempre ha de ser "de corazón a corazón".

Lo indudable, es que fue un arte que logró elevar edificios altísimos vacíos por dentro, con el único propósito de que el rostro subliminalmente presentado resultase más concentrado y por ello más identificable. Según la Biblia informa: "Dios está en la altura de los cielos". Dentro de la catedral, hubo un tiempo que numerosos fieles conseguían el específico propósito de encontrarse en presencia de Dios.

Dentro de un templo gótico -que se presentaban como verdaderas fortalezas del espíritu humano-, era donde tenía sentido la convergencia entre el cielo y la tierra. Debajo de sus bóvedas, los fieles, orando, esperaban ver cumplida la promesa del sacerdote de conectar con Dios, pero antes había que merecer poder gozar de su verdadera presencia. Tengamos en cuenta que, en los siglos cuando los frailes templarios tuvieron mayor prestigio (triunfaban), en las catedrales góticas también es bien sabido que se veneró al Cristo Triunfante.   https://revision-cultural.webnode.es/    https://youtu.be/mur6yQSoyD4

Transcribo un párrafo de Kircher, un especialista en los ritos de antiguos misterios, quien en su obra "Edipo", escribió acerca de la evolución de las luces y las sombras:"En una manifestación que jamás debía ser revelada (…) naparecían masas difusas de luz en la muralla del templo, las cuales, al concentrarse, asumían la apariencia de un rostro, evidentemente de aspecto divino y sobrenatural, pero con un toque de amabilidad, por lo que resultaba muy placentero contemplarlo (…) Los alejandrinos honraban aquella aparición como si fuese el rostro de Osiris, o de Adonis". Por otra parte, el filósofo Yámbico escribió: El fin de la magia no es tanto crear seres, sino imágenes que se les parezcan, y luego se desvanezcan sin dejar el menor rastro tras de si".

Tal como actualmente se nos presentan los diseños de rostro, en las bóvedas de las catedrales y claustros, parece imposible que en otros siglos fuese una experiencia espiritual capaz de explicar el significado de nuestra fe católica.

Mis observaciones, admito que aún no pueden ser concluyentes, porque, por ejemplo, ignoro si el efecto de descubrir un rostro en esquema, sería más fácil desde la altura donde se sitúa el coro. Tal es el caso concreto de la iglesia Nuestra Señora del Pi, ubicada en el casco antiguo de la capital de Cataluña. La perspectiva de un rostro subliminal desde el coro, ubicado sobre la puerta de la entrada principal, es óptima y me tiene confuso. En mi lengua vernácula, al coro (allí donde se reúnen los fieles que cantan junto al órgano de un templo), lo llamamos "cor", que significa corazón, y ello hace pensar que, en aspectos de fe, las mejores respuestas se obtienen desde el corazón.

Me limitaré a exponer una bella metáfora. Para descubrir en la bóveda de una catedral gótica el rostro de Jesús, quizá debemos saber elevarnos por encima del resto de la opinión general. En la mía, la dicha forma de rostro que se distingue en las bóvedas, acogió desde el siglo XII, y sigue teniendo debajo suyo a los fieles cristianos que, esperanzados, se congregan en las catedrales para rezar en busca de consuelo. El efecto de una gran nave gótica, sería parecido a cómo una gallina protege a sus indefensas polluelos bajo sus alas. En fín, como bien escribió el gran filósofo contemporáneo Angel Livraga: "Un hombre tiene la medida de aquello que se atreve a soñar". Yo solo añadiré, que se tenga en cuenta la altura del ideal;... y siempre, siempre su utilidad.

A fin de superar nuestra insignificancia, sabemos -al sincerarnos desde el corazón-, que por otra parte tenemos algo de inmortal. La materia podemos trascenderla, si buscamos mayor relación con la suprema armonía, o conciencia de relación con la Unidad Primordial. Es decir, "con el Todo", simbolizado por Jesucristo. Sabiendo lo que se va allí a buscar en una catedral -o bien en cualquier otro templo-, también se entiende lo que posteriormente se encuentra.

Los símbolos nos trascienden. Se reza para hallar respuestas verdaderas, y poder superar el sufrimiento. El desarrollo espiritual de cada persona podrá incrementarse a través de una simbología específica, cuyos resultados pueden llegar a beneficiarlo con mayor eficacia que los rezos. Por ejemplo, el rosetón que inunda la catedral cada tarde de sol con una luz colorística, se habría previamente explicado que su belleza y dibujos, además de su significado bíblico, también reflejan el "Fuego solar" que excita la conciencia primordial; lo cual sin duda también era la creencia de nuestros ancestros.

Mi interpretación del descubrimiento de unas formas de rostro (alguien la considerará: "Pareidolia, al por mayor"), obviamente es subjetiva, y no puede aplicarse a todas las catedrales góticas. Me limito a proponer unas imágenes obtenidas de mi observación de algunas bóvedas, y las más antiguas son mis preferidas. En ellas se emplearon discretos contrafuertes, o sea refuerzos externos, que tanto las afean exteriormente. Otros obtendrán mejores fotos que las aquí reunidas, editando solamente fotos muy figurativas. Para no ser aburrido, yo he procurado ofrecer contrastes.

Para exponer debidamente la idea que presento, no me cabrían aquí ni tan solo las fotos de las bóvedas "humanizadas", que se descubren en los templos de una capital mediana. Me guardo muchas experiencias de esta apasionante investigación. Por ejemplo, la sala capitular del monasterio de Sant Domenech, en Girona, al visitarlo personalmente, coincidí en estar presente justo cuando el sol atravesaba el vitral bajo la bóveda, por cuyo fenómeno diré que, metafóricamente, me pareció como si fuese la palabra convertida en luz a través de lo que me parecía ser una boca. No seguiré por esta vía tan subjetiva, pues, a pesar de mis limitaciones de todo tipo, quiero ofrecer una síntesis ilustrada de las muestras más variadas que existen en el continente europeo.

Escribió Juan Fernando Selles:"La tesis de los filósofos del siglo XIII", que debatieron entre ellos sobre la existencia del intelecto "agente", que se distingue del inactivo, o sea un intelecto más pasivo o tranquilo (CSIC, nº 38-Enero-Junio-pg.445-474, en Instituto de Estudios Medievales). Es curioso que fuese el tema "de moda" cuando se construyeron la grandes catedrales góticas europeas. Averiguar quién promovió tal inquietud, para mi ya sería motivo de investigación.

CARACTERÍSTICAS DE LAS BÓVEDAS EN LAS CATEDRALES GÓTICAS

Desde que yo era niño y frecuentaba la catedral gótica de Solsona, me maravillaba el entramado de piedras en relieve que decoraban el techo de las bóvedas. En mi ignorancia, obviamente creía que: sin tales nervios de piedra, aquella techumbre se caería. Mi sorpresa fue saber que tanto esfuerzo en hacer resaltar, entrelazadas, las dichas nervaduras aéreas de piedra, después de todo, eran en gran parte prescindibles, pues con su forma arqueada, o cóncava, la bóveda se sostendría casi sin "costillas". Entonces mi pregunta fue ¿Por qué están ahí? Y por otra parte: ¿Por qué necesitaron tanta altura?. Los caballeros templarios se llevaron su secreto a la tumba en 1.312. No obstante, a partir de hoy, y para siempre más, ya podemos saberlo.

Para empezar, admítase que sólo ellos tenían el imprescindible dinero para construir tales obras gigantescas, en unos tiempos que no existían los bancos. Los cristianos siempre antes habían tenido prohibido practicar la usura, cosa que enriqueció enormemente a las comunidades judías de cada localidad. Paradójicamente, fue con dinero de los hebreos, prestado a un muy elevado interés, que siempre antes se habían costeado las grandes obras del catolicismo. A fin de perpetuarlo, excepcionalmente se permitió que los templarios practicasen también una moderada usura. El resultado fue, que construir las grandes catedrales resultó ser menos caro. Para muchos autores, el desarrollar este sólo aspecto ya les motivaría para escribir un voluminoso libro. No es mi estilo, quizá porque aprendí que: "Muchas letras y poco jugo, también las escribiría un burro".

Aquí mencionaré solamente lo imprescindible, de cuanto ya consta escrito en las enciclopedias que tratan de la arquitectura medieval. Pretendo desvelar el secreto mensaje oculto de las maravillosas bóvedas de las grandes catedrales europeas construidas durante aquel oscuro periodo. Gracias a la iniciativa de los monjes templarios, después los europeos pudimos admirar muy complicados diseños de bóvedas decorando los techos de las catedrales góticas. Me gustaría que ahora, en esa oportunidad magnífica que representa la reconstrucción de la cubierta de la catedral de Notre-Dame de París, cuando ya somos capaces de viajar por los cielos, la siempre vanguardista sociedad parisina tuviese la iniciativa, y valentía, artística de proyectar una gigantesca imagen del rostro de Jesucristo decorando -aunque fuese mínimamente-, el exterior de su tejado;… pero la Iglesia, en realidad, siempre ha ido a la cola de todas las iniciativas.

Posteriormente, los constructores copiaron la técnica de las bóvedas, construidas durante los siglos XII y XIII. En ocasiones incluso se revela una forma esquemática de rostro en espacios pequeños, con tal que las bóvedas sean inmediatas al espacio sobre el altar mayor, o en el otro extremo, sobre el coro. Concretamente, en Cataluña, el presbiterio de la catedral de Girona, y el Panteón de Sant Pere, de la catedral de Lleida, son buen ejemplo de ello. Por cierto, a partir del año 1.203 la Seu Vella de Lleida, tan admirable en sus proporciones, desde sus comienzos fue planificada para cubrirla con bóveda de crucería. Su aspecto es parecido al experimentado en Tarragona que entonces era predominante.

El cielo, para quien se inspira en el rostro del "Gran Arquitecto" -que es Dios-, era una alusión al espíritu, y lo dibujaron mediante espaciosas bóvedas. Para atraer la atención de los fieles hacia ellas, se pensó en situar en sus cruces unos enormes "botones" de piedra colgados que ofrecen escenas bíblicas en vivos colores, siendo por su belleza que estas "Llaves de Bóveda" se están volviendo a restaurar en la actualidad, dejando el resto de la nave con la piedra vista. Habitualmente las bóvedas estaban pintadas, y muchos templos incluso también exteriormente, pues los analfabetos eran mayoría y se motivaban mirando escenas de La Santa Biblia. De hecho, la obra perdía así parte de su carácter constructivo para engrosar la imaginería medieval. Por algo dejó escrito el filósofo empirista David Hume (1.711-1.776), cuando opinó respecto a la belleza: "No es una cualidad inherente a las cosas en si mismas; solamente existe en el espíritu que la contempla, y cada uno la percibe diferente". El filósofo Kant lo corroboró con las mismas palabras, en su libro: "Critica del juicio" (1.804).


Las catedrales góticas, siendo la mayor aportación al mundo de la arquitectura, se levantaron para engrandecer lo que se ofrecía por amor a Dios, y sus plantas se trazaban en forma de cruz, la misma que, por la forma de sus tejados, puede verse sobre-volándolas. El plano de la catedral, lo diseña la figura de un cuerpo humano, recogiendo vibraciones del hombre cósmico, con el que se pretendió remachar una sintonía con el cosmos. Eran tiempos cuando entendían -mejor que hoy-, que el objetivo de la sociedad es la igualdad moral, y que, para ayudarnos, la naturaleza tiene leyes que iluminan el camino de la convivencia social, con tal de superar la visceral "mente de reptil".

El arte gótico no fue evolución del románico anterior, ni tampoco surgió de la nada. Lo gestó el hecho de advertir que dibujando un rostro, con líneas entrecruzándose, se conseguía obtener un aspecto abstracto de rostro humano. Con ello, se hizo realidad una idea acerca de las catedrales que estaba muy extendida entre los fieles de la Edad Media: Unos (arquitectos) la plantan, otros (los fieles) la riegan, pero como todas las plantas demuestran, sólo Dios hace crecerlas hasta lo más elevado. Es una metáfora que visualizaba quien lo merecía, pues el rostro de Nuestro Señor estuvo depositado subliminalmente en la forma de las bóvedas sobre las cabezas de los orantes en la gran nave. Aquí me detengo un instante para dejar claro que los arquitectos del arte románico convivieron durante décadas con los de las catedrales góticas. Eran los últimos siglos en que todavía se creyó que para ser un verdadero hombre: se debía haber despertado las facultades espirituales, y los religiosos se esforzaban en dicha labor. Aquí me estoy refiriendo al más oculto de sus trucos, que fue experimentar una magia arquitectónica aplicada exactamente a las bóvedas de crucería de las catedrales. Antes de desarrollar dicha "obra viva" en Europa, la aplicaron al techo del templo de Jerusalén, llamado Santo Sepulcro, después de experimentarla en los castillos que los frailes con espada de la orden del Temple tenían en Palestina y otras partes del Mediterráneo.

Aunque arriba he escrito que el estilo gótico no evolucionó del románico, puedo argumentar que: la imagen del rostro en las bóvedas sí que lo hizo, y aportaré argumentos y fotos para demostrarlo. Me remito a la iglesia románica de Sant Vicenç de Cardona (de influencia lombarda, fue consagrada el año 1.040) al ser una población cercana de donde yo nací en el centro de Catalunya, y porque encima del arco de la gran nave tienen ese tipo de "capillas altas", los cuales pretendieron ser inaccesibles para los que entraban con intención de saquear los tesoros y reliquias del templo. Dicho recurso anti-robo, ya lo emplearon los constructores de las iglesias de estilo visigótico en el siglo X. Lo tienen en su gran nave los templos vallisoletanos de San Cebrián de Mazote, y San Miguel de la Escalada, ambas con arcos de herradura califal (que es más cerrado que el visigótico).

Tal prevención, se comprende mejor en las iglesias cerca de la playa, pues recuerdo la sorpresa que me causó contemplar, con mis propios ojos, una hornacina ubicada en el centro del arco de medio punto que domina toda la gran nave. Actualmente, por no correr peligro y declinar el fervor religioso, dichos espacios se llenan con una imagen que domina a todos los que rezan debajo de las bóvedas. La más impactante de estas hornacinas, la vi en la iglesia fortificada de Saintes Maries-de-la-Mer, en las playas de la Camarga, cerca de la ciudad de Arles "la-Romana" (Fr.). Aquel alto escondite "anti-robos" -a prueba de los saqueos de los piratas-, cuando yo lo vi, estaba vacío. Me explicaron que se protegieron reliquias de algunos seguidores del mismísimo Jesucristo, desde que gobernaba el muy docto rey René d'Anjou, gran maestre del Temple.

Las nervaduras de piedra consolidaron las juntas entre diferentes bóvedas, y condujeron mejor los empujes hacia los arbotantes, que son los contrafuertes actuando desde el exterior de los muros. Se trata de normas auxiliares, que facilitan la construcción, si bien en la actual catedral de Solsona al construir la magnífica bóveda, con un tan figurativo aspecto de rostro de monje con capucha, todavía se limitaron a la ayuda de unos mínimos contrafuertes interiores. Para entenderlo, diré que muchas catedrales góticas terminadas no tuvieron refuerzos de apoyo exterior (arbotantes) hasta que los fuertes vientos agrietaron las más elevadas. En prevención, aquel invento se aplicó a las demás. La presión ejercida por la velocidad del viento, se incrementa drásticamente cuando los muros van alcanzando mayor elevación, porque su empuje es proporcional al cuadrado de la velocidad del mismo; de ahí que los arbotantes exteriores acabasen siendo dobles y gigantescos (contra-fuertes). No se han conservado escritos, ni planos, de los maestros "arquitectos" del siglo XII, excepto un par de obras. El dibujo más antiguo que se conoce, sólo registra ideas. La primera transmisión acerca de la repercusión del viento, se hizo hacia el año 1.225, cuando, por cierto, ya empezaba a declinar el furor constructivo que había hecho proliferar, como setas, las catedrales en estilo gótico por todo el continente europeo.

EL ARTE GÓTICO DE LA CATALUÑA EN PLENA RECONQUISTA

El arte gótico, rompió la monotonía de los arcos de medio punto del arte románico. En Cataluña, el gótico embrionario se desarrolló a finales del siglo XII, y durante casi todo el XIII. Sin acabarse de desprender del espíritu del arte románico, el llamado proto-gótico se desarrolló en las tierras al sur de Barcelona ganadas a los musulmanes, siendo llamadas Cataluña Nueva. Se repoblaron con la colaboración de las órdenes del Temple de Jerusalén y de los monjes cistercienses. Ambas comunidades emplearon criterios nuevos, y hasta monumentales, para construir todo tipo de edificios, gran parte de los cuales adoptaron experiencias autóctonas bien definidas. Dado que los cistercienses venían de su casa madre en Borgoña, siempre predominó el influjo francés.

La orden del Cister fue la que también introdujo el arte gótico en España, no sólo en el llamado Camino de Santiago, cuando esta capital del Finisterre competía con Roma para ser la sede del cristianismo, sino que construyeron catedrales en toda capital de la Península Ibérica que quería distinguirse. Se sabe hoy, que los esquemas de las plantas de las catedrales góticas, a pesar de dibujar ellas misma una forma de cruz, los primeros años encerraron conocimientos ocultos detrás de una decoración llena de simbolismo. Pitágoras, durante las décadas que vivió en Egipto, en el siglo IV a.C., habría recogido compendios de su sabiduría, tanto numérica como filosófica, siendo un divulgador idóneo al regresar a Grecia. Aquella ciencia, fue la misma que él enseñó en Crotona, fue heredada por la cultura clásica, de donde pasaría a Europa. La masonería medieval desarrolló especialmente la geometría especulativa, a pesar de los recelos de los eclesiásticos.

Aunque las bóvedas de crucería se considera que fueron traídas a Europa por los maestros de obras de la Orden del Temple, y más al ser expulsados de Palestina para crear sus principales encomiendas en el Sur de Francia (cuando el Midí era todavía independiente), los verdaderos constructores del arte gótico fueron los monjes cistercienses, que vistieron hábito blanco, como los templarios. Si, ellos planificaron catedrales inmensas, nunca antes imaginadas -y quizá superiores a las mejores obras arquitectónicas clásicas-, fueron monjes cistercienses quienes, además de servirles de intendencia y de cirujanos, también con sus propias manos edificaron catedrales, que conservaron su sensacional arte humanista, de forma subliminal.

Expertos en construir siempre antes unos muy regios monasterios románicos, los cistercienses ofrecían las mayores garantías para que no se derrumbasen sus bóvedas de crucería. Era una obra experimental, muy comprometida, que tuvo como eje fundamental la llamada ojiva. Su definición informa que se trata de un arco diagonal de refuerzo, que forma arista bajo una bóveda. Aunque las ojivas, no son sinónimo de gótico, ya que tan sólo se perfeccionaron, sí que en un primer periodo a todos admiraba contemplar su novedosa aplicación, siendo gracias a ellas que fueron capaces de elevar las bóvedas de las naves de las catedrales hasta una altura nunca imaginada hasta el siglo XII. Reconozco que yo me pasé la juventud recapacitando: ¿ A que propósito se debía tanto esfuerzo?, sin ser capaz de entender cómo podría justificarse.

He superado la idea de que unos y otros, y la Iglesia en general, todos querían dejar constancia de su poderío, y lo consiguieron, pero se olvidó la verdadera razón oculta. Enfrentarse íntimamente, de forma visual, con el rostro de la divinidad. Lo vemos tanto en los monasterios cistercienses de Poblet, y el de Santes Creus, así como en las catedrales urbanas de Tarragona y Lleida, esta última comenzada por un "arquitecto" que era oriundo de Solsona. Fue una transición importante,… tanto porque dejó muchos edificios en estilo gótico, como porque era su semilla para lograr más plenitud en el futuro. El arte gótico de entonces, estuvo abierto a la innovación artística, pero precisamente ello fue la causa que lo desvirtuó.

La catedral de Girona, en Cataluña, presenta la mayor nave gótica de esta parte del Mediterráneo. Mide 23 m. de ancho, siendo iniciada el día 29/4/1.307 (ACG Llibre Verd, folio CCI). Se efectuó una única nave, porque era más barato que construir tres. A la bóveda se llegó el año 1.416, sin tener ya conciencia de esquematizar el rostro de Jesús, tal como antes siempre se pretendía. O quizá sí que la tuvieron, pues la catedral de Girona la promovió el obispo Berenguer de Anglesola, que era miembro de una familia tradicionalmente cátara, y es bien sabida la buena relación entre los dichos libre-pensadores y los caballeros templarios catalanes.

Me he referido a los herejes exterminados en el Sur de Francia, porque ellos supieron bien que: hasta el siglo III, los cristianos no dispusieron de lugares específicos donde celebrar juntos sus divinos oficios. Hasta el concilio Vaticano II, los sabios eclesiásticos tampoco explicaron la razón de ser de sus magníficos templos catedralicios. Son obras arquitectónicas que, al construirse, se han ido adaptando al estilo predominante de cada diferente periodo histórico. En cuanto a su naturaleza intrínseca, las catedrales están destinadas a expresar con obras humanas, la belleza de la divinidad y así contribuir a su mayor gloria (DOM). Se trata, en fin, de conducir piadosamente el espíritu de los hombres a Dios, sin despreciar ningún recurso, por sutil que fuese.

San Agustín, obispo de Hipona (Argelia-Africa) (354-430) dejó escrito en "Las Confesiones": Tener fe en cosas invisibles no es irracional, al contrario, forma parte esencial de la naturaleza humana. Hoy los telescopios, microscopios, radiaciones, etc., lo confirman, pero aquella idea ya presidió todo el pensamiento teológico medieval, y además inspiró a los filósofos modernos.

EL MISTERIO DEL ARTE GÓTICO, ES LA OJIVA DE ENTRADA

Para muchos fieles, el frontispicio de una catedral está tan sobrecargado de decoración estatuaria, que puede asustar. A algunos les impone mucho respeto. !Y lo merece!. De hecho, están ante la clave de un verdadero misterio, pero tan pronto traspasan el umbral ya se experimenta una cierta relajación, a parte de admiración, por encontrarse ante unas muy altas columnas y anchas bóvedas. Además, hay bellos vitrales que, al jugar con la luz solar, parecen ser calidoscopios cuando la luz los traspasa. Los vitrales permitieron iluminar mejor los templos de lo que consiguieron las reducidas aberturas de los muros del arte Románico.

Hasta mi contribución, nunca hubo explicación al hecho de que se dejase de construir en arte Románico para continuar la construcción de una catedral en arte gótico, que parecía querer llegar hasta las estrellas. El caso era embellecer la cátedra (de ahí: catedral), donde cada obispo tenía su sede (silla, viene de Seo). En la cátedra de los obispos se puede descubrir a Dios, según la opinión de los católicos. Pues bien, en el siglo XII, además de dicha idea espiritual, se pudo crear el aliciente arquitectónico de dar forma a un rostro, esquematizándolo gracias a las nervaduras de las bóvedas. Con dos espacios triangulares opuestos, éstas lograrían reforzar la visión de un rostro.

En toda obra de arte, ante todo se deberá considerar el cuándo y el por qué se hizo. No debemos dejarnos influir por no compartir el gusto del artista, ni el significado que tenga, y más cuando se trata de una obra arquitectónica. Ésta, la realiza alguien que no es la misma persona que la diseñó. Ante una obra que, como es el caso de las bóvedas góticas, combinando líneas y colores, se anticiparon ocho siglos al arte que actualmente llamamos Arte Abstracto, se deberá valorar especialmente su adecuación plástica al significado de su contenido.

Nunca los materiales empleados por los arquitectos, tuvieron equilibrada tan exactamente su función constructiva con la parte puramente ornamental, para tratar de ofrecer un resultado tan discreto como elegante. Se superó la representación bi-dimensional del arte pictórico, y la tri-dimensional del escultórico. La función del rostro que ofrecen, su objetivo final -dicho sea sin tapujos-, era el afán de traspasar el espacio-tiempo, a fin de que quien estuviese realmente atento esperanzado bajo aquella obra, tan inmensa como audaz, realmente después fuese capaz de recibir ayuda exterior para guiarle a saber gestionar bien su propio espacio-tiempo (suponiendo que, al menos, partiese de estar bien consigo mismo).

Con la llegada del siglo XXI, cualquier "buscador" de Internet nos ofrece al instante cientos de fotos mostrando complicados dibujos de bóvedas. De ellas, en ésta mi actual presentación, sólo interesan las construidas a partir de mediados del siglo XII y comienzos del siglo XIII, porque es mi presunción que fueron las diseñadas por los sabios arquitectos a las órdenes estrictas de la Orden del Temple, después de haber aprendido ciertas ideas durante su permanencia en Palestina. En suelo francés, las convirtieron en piedra entre 1.137 y 1.162.

Hay que distinguir la bóveda, de las nervaduras. La forma arqueada cóncava de una bóveda, se construye a ras del suelo; y en cambio, para la construcción de un arco es necesario un soporte temporal, o encofrado, mientras los bloques de piedra se colocan en posición. Sin él, se deberían tomar más precauciones. Así pues, hasta que el arco aéreo de piedra se sostiene solitario, un encofrado estrecho, o cimbria, soporta la piedra hasta que todo el arco se completa. Un arco tras otro, formará parte de las "costillas" de la bóveda, evitando que las juntas entre ellas presenten irregularidades.

La tendencia a aumentar el número de "costillas", en algunos casos condujo a resultados singulares, como en el coro de la catedral de Gloucester, donde las nervaduras diagonales se convierten en meras molduras ornamentales en la superficie de una bóveda de cañón apuntado. Es decir, muchas nervaduras son de adorno. Ciertamente, otras son muy necesarias. Por ejemplo, en Inglaterra se logró simplificar la construcción de una bóveda mediante la introducción de nervios intermedios entre la pared y la costilla diagonal, y entre ésta y los nervios transversales. Otras posteriores, como en la capilla de King College, en Cambridge, para aumentar la resistencia fue necesario introducir costillas transversales debido a las grandes dimensiones de la bóveda.

LA CLAVE DE LAS BÓVEDAS DEL GÓTICO EXPLICADA

La clave del enigma arquitectónico de un templo gótico, se nos anticipa ante su puerta, o puertas, de acceso principal, exactamente en el centro de su fachada. No se pretendía engañar a nadie, al contrario, se daban facilidades para que, una vez traspasado el imponente umbral lleno de imágenes de todo tamaño, todos pudiesen alcanzar la iluminación. Insisto, se ofrece "la clave" en la forma de ojiva, ("punto de almendra" o "arco apuntado"), ya desde antes de acceder a la catedral gótica.

Los franceses no emplearon la nervadura intermedia, hasta el siglo XV, y fue más como un elemento decorativo, que una característica. En Italia, Alemania y España se adoptó el método francés de la construcción de la bóveda mediante una plantilla inferior. La primera costilla en "arco apuntado", o de almendra, típico del gótico, tuvo lugar en la catedral de Durham en Inglaterra, y precedió a la abadía de Saint Denis, en París. Fue en la iglesia de Vézelay (1140) donde se desarrollaron las grandes bóvedas antes de la introducción de la costilla de arco apuntado. El inmenso tamaño de la bóveda de la nave hacía necesario algún apoyo adicional, por lo que fue introducido un "nervio" intermedio.

DISEÑO EN ASPA DE DE LA CRUZ DE CONSTANTINO

En este punto, voy a remitirme a mi presentación del que llamé "Anillo de Moisés". Su diseño, siendo simple, es el que conforma cada uno de los rectángulos que dividen las largas bóvedas góticas de las catedrales medievales. La línea central divide el espacio rectangular del aspa simbólica del "Anillo de Moisés", de modo que, en el nuevo estilo gótico pasó a ser substituido por la viga más importante de todas, ya que además de soportar peso, actúa como tirante. A dicho diseño lo llamé "Anillo de Moisés", aunque es obvio que antes perteneció a algún faraón de tiempos más antiguos. Debí bautizarlo más acertadamente Anillo de la diosa egipcia llamada Ses-Hat, porque su símbolo era justamente el mismo. Como sea que también lo podemos asociar a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, opté por bautizar mi investigación de modo que recordase el nombre de Moisés, porque así puedo hacer conocer el símbolo del anillo con más facilidad.

FOTO: EN LA CATEDRAL DE SOLSONA, LA NERVADURA CENTRAL SE OMITIÓ EN LOS RECTÁNGULOS DE LA CUBIERTA

Volviendo ya a la cubierta de Notre-Dame de París, cuando el diseño del anillo lo situamos en el lugar correspondiente de la cubierta de una nave, la línea central se corresponde con la arista de cada una de las sucesivas cerchas maestras. Es la base del triángulo isósceles de vigas acopladas para soportar el peso del tejado. Este es un punto crucial, el cual tan sólo puede ser explicado por quien haya trabajado en la construcción. He comprobado que las enciclopedias ignoran su verdadera importancia.

El gran invento de las bóvedas de estilo gótico fue su estructura, consistente en dos arcos ojivales diagonales que se entrecruzan (de ahí su nombre: crucería). El tal cruce permitió aliviar enormemente el peso de la cubierta, ya que en el estilo románico sustentaban mediante ladrillos formando tabiques desde cada bóveda hasta la cubierta. Empleando el estilo gótico, construyeron muros mucho menos gruesos, e incluso con espacios para grandes ventanas, y gigantescos vitrales.

En la bóveda de crucería, toda la longitud de la arista central superior -que formaban los cruces de ojivas-, fue su único apoyo entre los muros laterales. En la gran nave de la catedral de Solsona, al no experimentarse con pilares ni columnas, hay que admirar la estrategia de hacer que su estrecha base, larga y horizontal, contacte con toda la hipotenusa de la cercha de madera -con forma triangular-. Vista por debajo, es una línea invisible al no adornarse con nervaduras. Sin este soporte, las tejas de la cubierta con doble pendiente convencional (a "dos aguas") se caerían.

En una catedral gótica es donde, más que en otro espacio interior, todos pueden mirar... pero muy pocos podrán ver. Lo escribo, pensando en los principios pitagóricos de medida y ritmo que no ve el visitante. Quien sea buen observador, puede tener la sensación de sentirse conectado con la tradición de los tiempos más oscuros de nuestra historia, cuando todo era misterio y magia. Las bóvedas góticas de la nave, se apoyan en un arco como el de la entrada. Ésta, no es cuadrada, ni semicircular; es el arco apuntado, o "punto almendrado"; es la ojiva que nos ha de guiar hasta descubrirnos "los empujes". No olvidemos los más íntimos de nuestras querencias.

En la vida, es obvio que incluso el mejor dotado se puede plantear mal aquello que no comprende. Por ello, después de haberse superado, nadie ha de encontrar defectos, por raros que sean, en sus semejantes. Todos serán una de sus propias caras. La geometría de los templos góticos, pretendió recuperar y transmutar la energía sutil de los fieles que habían construido y rezado debajo de aquellas mismas bóvedas. En efecto, sus predecesores habrían sido más conscientes que ellos de las ventajas de rezar recogidamente para sentirse más cerca de la divinidad. Sabían que bajo aquellas pesadas piedras que parecían ingrávidas, además de mucha sabiduría, también se guardaba el lenguaje simbólico de tradiciones ancestrales. Al ocuparme de hacer evidente su metáfora más secreta, yo trato de exponer en estas páginas su certeza en los misterios que nuestros antepasados atribuían a la propia catedral.

Se ha explicado mal que pretendiesen dar mayor esbeltez y claridad al interior de la catedral. Las técnicas precarias de construcción hacía muy difícil situar un techo abovedado complicadísimo a tanta altura. Sólo puede justificar su evidente sacrificio, su deseo de plasmar un rostro mesiánico gracias a ganar altura. Los contrafuertes exteriores al templo, se utilizan para añadir mayores apoyos cuando se empleaban bóvedas de intersección.

FRAY ARNAU DE TORROJA ADOPTÓ LA CRUZ ETÍOPE PARA LOS TEMPLARIOS

Fray Arnau de Torroja, fue el noveno -y último- , digno gran Maestre conjunto de las dos órdenes bicéfalas: La de los Templarios, y la de Sión (Zion), que fue su gobierno en la sombra. Lo presenté en dos biografías (la "2ª Parte" en realidad es una Trilogía). Nació el año 1.122, cuando por fin había un tregua entre el Sumo Pontífice y los reyes europeos, siempre antes en guerra unos contra otros. El año 1.184, el último de la vida de fray Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre de los caballeros templarios, fue cuando ayudó a la restitución del trono al rey etíope refugiado en Jerusalén.

Presuntamente, los templarios desplazados a Etiopía copiaron una cruz diferente, que todavía hoy se puede ver allí grabada en semi-relieve sobre la roca de unas cuevas de oración. Apreciaron tanto su diseño, que a partir de entonces la eligieron para ser el logo de su Orden, siendo la más conocida de cuantas utilizaron. Habría sido grabada por una comunidad cristiana etíope del siglo III. Fue un gran hallazgo, que merecía ser promocionada en todas partes, ya que la Orden del Temple siempre actuó deseando regenerar la moral social, y aquella geometría sirvió, incluso, para que obtuviesen de sus trazos su muy peculiar alfabeto secreto, obtenido gracias a encerrar los símbolos en cuadrículas, ... que también trascienden.

El mayor de sus logros arquitectónicos, se mezcló con otras varias técnicas útiles. La sed de conocimientos de los arquitectos al servicio de los Grandes Maestres de los caballeros templarios-, que habían leído a Euclides, Pitágoras y Tolomeo, sabiamente, se manifestó para reconducir todas las cosas a un orden impecable. En la nave central de las catedrales, comenzando por sus criptas (donde germina semilla, crece como una planta), y hasta llegar a la cubierta, todo debía tener su significado oculto.

FOTO: BUSCANDO CONSEGUIR EL IDEAL ABSOLUTO

Todo debe estar en su sitio, y solo sería comprensible en clave argótica (argot, es el lenguaje secreto de los iniciados). La bóveda de una iglesia, después se ha comparado con el casco de la Nave de Pedro, donde la fe nos une; y también se interpreta que, metafóricamente, es el casco de una embarcación físicamente invertida… No obstante, para ser verdaderamente útil, para transmutar al fiel devoto hasta el más allá del mundo físico, esto solo se conseguía si el asistente al rito de la misa (pagando) era capaz de una suficiente capacidad de abstracción espiritual. Así como todos queremos ser libres, también deseamos íntimamente superar la ceguera espiritual, para ser capaces de acceder a un mayor nivel de existencia.

Superando las normas antiguas de construcción, unos sabios arquitectos religiosos planificaron construir sobre los cimientos de muchos templos románicos unas bóvedas muy altas y maravillosas, porque se superaron en su afán de exponer, haciéndolo visible, el rostro más secreto del hombre-dios. ¡Qué gratificante es trabajar siendo plenamente consciente de la trascendencia de una generosa y piadosa idea!. Diseñaron los nervios de las bóvedas para resaltar en esquema el rostro de Jesucristo, y así resultaría que, de forma subliminal, en el continente europeo se anticiparon ocho siglos en producir el "Arte abstracto". Su anhelo fue lograr configurar una imagen aérea de rostro de varón circunspecto, tipo monje cubierto con capucha, mediante la disposición de las piedras de la bóveda, y nada detuvo su secreta gran motivación. A veces, muestran en hilera a varios encapuchados.

Existió una tradicional geografía "sagrada", para mejor ubicar los templos religiosos dentro de una región. Ello se ha demostrado que fue practicado tanto por los constructores de megalitos, como por los antiguos egipcios para ubicar sus principales pirámides. Los templos megalíticos de Hagar Qim y Mnajdra, en la isla de Malta, se construyeron hace seis mil años siguiendo una alineación estelar antes que otros templos sagrados del mundo antiguo. Hagar Qim se enfocó hacia las estrellas Alfa y Beta Centauros (2ª y 9ª estrellas más brillantes de las noches del Neolítico en el Mediterráneo). El de Mnajdra, en cambio, miró hacia las Pléyades. Quiero informar al respecto de que actualmente, al haberlas protegido con una gran lona sintética, paradójicamente en este caso, a ambos templos aún se les ha alejado más, si cabe, de su originaria razón de ser.

Se ha descubierto que los templarios, al construir en determinada región del Sur de Francia las catedrales góticas, siguieron el mismo patrón estelar semejante a los constructores europeos que en la prehistoria erigieron menhires, cromlechs y dólmenes. Yo mismo descubrí que habían seguido una Ruta Visual Sagrada, en su búsqueda de la luz solar al ocultarse tras el lejano N.W. geográfico. Fue hacia aquella dirección por donde unos "misioneros" expandieron sus creencias vivificantes basadas en la fecundidad.

Unos y otros, en fin, parece ser que habrían intentado anclar supuestas "energías estelares" a los terrenos que, por algún motivo especial, resultaban dignos de su estimación. En el caso de los egipcios interesa porque veneraron a la negra (por fecunda) divinidad femenina llamada Isis, la cual sostiene sobre sus rodillas a su hijo Horus, el de la cara verde. Hay libros que presentan originarios del Antiguo Egipto la mayor parte de cuanto consta escrito en el "Nuevo Testamento", incluyendo el hecho que la gran diosa negra Isis fue transformada por los caballeros templarios en "Nuestra Señora", después llamada Santa María.

En efecto, las numerosas copias que en Europa se realizaron en los siglos XII y XIII de las obras atribuidas al mitológico dios egipcio Asclepio (Esculapio para los romanos) prueban que el misticismo cabalístico del Antiguo Egipto pervivió entre los primeros cristianos. Un aspecto de aquel simbolismo interesa especialmente a estas páginas, al tratarse del artístico dibujo de un perfil de rostro de varón que ocupa todo el enlosado de la estancia más secreta del templo de Luxor, en Karnac.

Fue descubierto en el siglo XIX por Schwaller de Lubicx, cuando investigaba el "sanctasactorum" del mayor templo a orillas del río Nilo. Por ello sabemos que los hermetistas, neoplatónicos y agnósticos, todos ellos dieron la mayor importancia (suprema en Egipto) a la veneración de la cabeza humana (los demás órganos del cuerpo se distribuirían simbólicamente en el dicho templo de Luxor por sus diferentes patios y estancias). El rostro de la divinidad, fue el aspecto principal de los religiosos egipcios, el cual pasó a enriquecer el simbolismo de los primeros cristianos. Fue un referente del tipo "conocimiento resucitable", si se efectuaba el ritual adecuado, teniendo en cuenta además el patrón astronómico, puesto que también fue adoptado, como lo demuestran las numerosas fiestas del calendario católico.

La orden del Temple, superó la idea que impregnó la estancia suprema, o Naos, del templo egipcio de Luxor. Por cierto, la vibración telúrica allí es violenta (18.000 u.). Para conseguirlo, recordaron en arquitectura aérea el hecho de que: "Jesús nació para restablecer en el mundo la relación con Dios", después de lo cual, sería posible la fraternidad humana.

En opinión de un famoso arquitecto del Antiguo Egipto: "La arquitectura es también filosofía, porque si no fuese así se limitaría a una simple técnica". No se puede negar que eran expertos en elevar templos a sus divinidades, e incluso fueron los primeros en instituir la idea del Dios único (monoteistas), quince siglos antes del nacimiento de Jesucristo.

En el siglo XII, el responsable de diseñar una catedral gótica, ayudado por uno o varios maestros de obra, debió de tener mucha mayor responsabilidad de lo nunca supuesto, al tener que crear espacios interiores armoniosos. Trataría de imitar, a su modo, una entelequia del cuerpo humano. En una catedral gótica, todo soporte material serviría de base para resaltar en lo más alto de sus bóvedas el querido rostro de nuestro Salvador. Es así como se explica la desproporcionada altura de las bóvedas en la gran nave de las primeras catedrales góticas con respecto a su anchura. Lamentablemente, los siglos posteriores se limitaron a copiar la inusitada altura, olvidando que las muy altas columnas habían tenido su razón de ser en sostener la "conciencia del lugar", representada en el catolicismo por el rostro de Nuestro Señor, que es el verdadero Templo. Al menos, la planta de las catedrales góticas no perdió la forma de cruz (cruciforme),

Los caballeros templarios de Barcelona, se instalaron a tan sólo unos doscientos metros de la catedral gótica del siglo XIII, y serían los primeros beneficiarios de saber que el rostro del Salvador estaba sobre sus cabezas, con lo cual potenciaban su esperanza de que sus oraciones fuesen oídas. Se supone que la planificación de un templo la tiene que efectuar el obispo de la ciudad, pero dejando aparte que deberá siempre confiar en verdaderos profesionales para construir su propia catedral (y más cuando se creía que por debajo de aquel sector corría el río Taber), en ninguna parte como en Barcelona, el obispo estuvo tan unido a la Orden del Temple de Jerusalén, porque su propio hermano fray Arnau de Torroja era Gran Maestre de dicha Orden.

Me remito a fray Arnau de Torroja, primero por conocer bien sus inquietudes y su capacidad, y porque nadie como él estuvo volcado en beneficiar al monasterio de Poblet, también económicamente cuando más lo necesitaban al empezarlo a edificar en 1.166. Su bóveda de crucería parece ser gótico puro, aunque se advierte cierta timidez al construirla, pues no cubre la nave central, sino sólo las laterales, el dormitorio y el deambulatorio detrás del altar mayor. El espacio destinado a refectorio (el comedor), ya presenta una bóveda de crucería del segundo gótico, mucho más evolucionado.

A fray Arnau de Torroja, lo descubro muy unido a los monjes del gran monasterio de Poblet, al haber sido los "frailes con espada" quienes, en Cataluña, primero experimentaron la sutileza arquitectónica destinadas a ocultar una forma de rostro en las altas bóvedas,... pero aún no en la nave de aquella iglesia. Su Orden, fomentó el mismo arte que durante su vida llegó a construir unas trescientas catedrales góticas en la Europa central.

Fray Arnau de Torroja, también vivió la construcción de la bóveda del vecino monasterio de Santes Creus, en 1174, siendo él entonces Maestre Provincial de la Orden del Temple, para tierras de Hispania y Provenza. Debe retenerse el dato, porque justamente fue en las bóvedas del monasterio de Santes Creus, donde se revela que, mientras se estaban levantando sus muros, hubo un cambio de criterio en la construcción de la gran nave. Recordaré que la idea de resaltar la forma del rostro, se corresponde con el culto a la cabeza del Mesías, ya que se acusó formalmente de que: los caballeros templarios practicaron rituales secretos. Es el tema preferente en la decoración del interior de sus iglesias. Sea como fuese, al fin, lo de menos será la autoría de la dicha idea redescubierta. La fascinación de esculpir iniciáticas cabezas ocultas en sus templos religiosos, llegó incluso al de la Sagrada Familia, de Barcelona-Cataluña, por secreta iniciativa del arquitecto Antoni Gaudí (foto siguiente).

FOTO: SAGRADA FAMILIA (BCN); OCULTACIÓN DE UNA IMAGEN DE ROSTRO

Fue diferente el estilo gótico desarrollado en Castilla-León, con el de la región mediterránea y Navarra. En la Península Ibérica durante los siglos XIV y XV, a pesar de ser los de la gran depresión de la sociedad medieval a causa de las pestes, en las dichas regiones fue el gran siglo del arte gótico oriental. Desde la primera confederación catalano-aragonesa, que duró lo mismo que la carrera eclesiástica de Guillem de Torroja, se prefirió el estilo gótico de los "masones" de la región del Languedoc, y el gótico lemusín, menos puro, porque en aquellos siglos ambas regiones estaban muy unidas a Cataluña, en especial la zona geográfica llamada Midí. Sobre ello, escribí extensamente en la "2ª Parte" de mi biografía dedicada a Arnau de Torroja, quien en otros países era llamado Arnaldus de Toroge y Arnaldo de "Torre Rubea". La titulé: "Las Tres Coronas" (que es una trilogía, porque incluye la vida de Guillem de Torroja, gran colaborador de su hermano Maestre Provincial de la orden del Temple. (Por cierto, en "Las Tres Coronas", yo experimenté una novedosa forma de escritura literaria, a la cual llamé "Transponedora"), por distribuir en capítulos el esquema del cuerpo de una persona.

LIBROS DEL GÓTICO EDIFICADO POR LOS TEMPLARIOS

La primera vez que se estudió la arquitectura templaria en Cataluña, lo hicieron los autores Dalmases/Pitarch: "L'època del Cister", en "Història de l'Art Català II", Barcelona "Edició 62", 1.985, p. 91-99. La arquitectura desarrollada por los templarios después ya fue tratada (siempre brevemente) en los mismos términos que el resto de órdenes religiosas.

La historia de Cataluña que vivió las aportaciones de los templarios, está históricamente estudiada, pero no así la arquitectura de los templos que edificaron. En cambio, las monografías sobre sus castillos las deberé omitir por ser muy extensas. Claro que, existen estudios de algunas capillas templarias (W. Rincón; A. Romero; J. Ferrer: "La iglesia gótica de Nuestra Señora de Gracia y las órdenes militares del Temple y de San Juan de Jerusalén", (Villalba del Arcs; Zaragoza-Unali, 1.981).

Joan Fuguet Sans, al escribir en 2.007: "La historiografía sobre la arquitectura templaria en la Península ibérica", expuso su opinión respecto de sus iglesias en arte gótico así: "A mitad del siglo XIX los románticos, al mirar las capillas de los frailes caballeros templarios, mezclaron la realidad y la ficción, atribuyendo aquellas que tenían planta redonda ser el modelo único de la arquitectónica de la Orden del Temple". En la última línea aún apostilló: "En Castilla y León los templarios no aportaron nada en arquitectura militar". Lo creía, porque la inmensa mayoría de los estudios sobre arquitectura de la Orden del Temple se limitan a sus castillos. Aunque existen algunas de sus capillas, en este escrito solo trataré de redescubrir las bóvedas de las catedrales que incluyen la imagen; una norma que hemos de atribuir a la Orden del Temple.

En 1954, un artículo de E. Lambert: "L'Architecture des Templiers", publicado en "Butlletin Monumental" nº 112, París 1.954; pg 7-60 y 129-166), deshizo el error y sentó las bases para un estudio científico, figurando ya en la sección académica de la Historia del Arte. Sorprendió, porque negaba que los templos de planta circular (como las de Eunate y Torres del Río) hubiesen sido una exigencia, o la norma única de la arquitectura de la Orden del Temple. Habrían tenido exclusiva función funeraria y su incidencia sería mínima. La mayoría de las capillas en las encomiendas ("sucursales" fortificadas) de los templarios tenían siempre planta rectangular. El defecto de su contribución fue, no obstante, el mismo que sus contemporáneos, pues también limitó su estudio a los castillos o palacios fortificados de los templarios.

En las últimas décadas los estudios sobre la arquitectura templaria siempre han sido sesgados por la falta de documentación, y también por basarse en opiniones erróneas a principios del siglo XX. Por fin los estudios universitarios lo han remediado separando al menos aquellas construcciones que no habían sido obra de los templarios, entre los cuales: San Bartolomé de Ucero (Soria), Villamuliel de Cerrato (Valencia), La Vera Cruz (Segovia) y la iglesia de Bossot, en el Valle de Arán (Pirineo catalán).

Una mezcla de erudición e intuición, la desarrolló A. Candei en su ponencia: "Architectura Sacra Templare", en G.Vitti. Éste con V. Ascani y Cabello Dordero escribieron: "La iglesia de la Vera Cruz" en "Estudios Segovianos", 3, (Segovia 1951) pg. 425-448. Monaci in Armi publicó: "La Architectura Sacra dei Templari attraverso il Mediterraneo", Cretosa di Firenze 1995, pg.15-170.

J.Castán Lanaspa, desarrolló lo mismo que muchos otros para concluir en su "Arquitectura templaria Castellano-Leonesa" (Univ. De Valladolid 1983) que: "No hay unidad de estilo propio en la arquitectura de los templarios (...) En sus iglesias urbanas los planes constructivos son más ambiciosos que en ambientes rurales, ya que aparecen edificios de tres naves".

El jesuita G. Martínez Díez, en 1993 escribió una síntesis titulada "Los templarios en la corona de Castilla" (Burgos 1993, nota 5), en cuyas páginas desvinculó a los templarios de los importantes templos de Ucero, Vera Cruz, Uriel.

M. J. Barroca, se ocupó de los elementos novedosos en los castillos templarios con tipología gótica (Castillos Medievales Portugueses. Orígenes e evoluçao"; Séc. IX-XIV) en el volumen: "La Fortaleza Medieval" nº 67, pg.13-30. A. Zaragoza, también relacionó el castillo de Miravet (Aragón) con la arqueología de los frailes llamados templarios de Tierra Santa, por lo que en las más recientes guías del castillo de Peñiscola consta ya que: (…) fue construido por los caballeros de la orden monástico militar de los caballeros de la orden del Temple.

LAS OBRAS DE IMITADORES NO OFRECERÍAN UN ROSTRO

Tanto si representa subliminalmente el rostro de Jesucristo, como si para los caballeros templarios quizá fue el de san Juan Bautista, lo que interesa a estas páginas es que su forma de configurar un rostro, utilizando como pantalla todas las bóvedas cercanas al altar mayor, trascendió los siglos, hasta que ha vuelto a ser revalorizada. No todos los cerebros están especializados como el mío, para traducir en un esquematizado y gigantesco rostro de Jesús, toda la extensión de las bóvedas de la gran nave de un templo gótico de los siglos XII al XIV.

Para los menos perspicaces, la visión inicial la encontrarán configurada sólo por el primer arco ojival (el que va desde una columna lateral hasta la otra opuesta de la misma nave), y las nervaduras absidales bajando desde la cúpula semiesférica por detrás del altar mayor. Otro cerebro especializado en arte abstracto, podrá ver superado el tamaño de un rostro y cada vez podrá incluir otra ojiva más, llegando a valorar casi las más apartadas del altar mayor.

Desaparecida la Orden del Temple, su estilo de construir bóvedas fijándose sólo en los originales, hizo que se realizasen malas copias que cada vez más degeneraron en complicados diseños. Éstos, ganando en belleza, perdieron la esencia de ofrecer el esquema de un espiritual y omnipresente rostro divino que lo abarca todo. Aquellos que estuvieron en el secreto, llegó un día que, para salvar sus vidas, evitarían divulgarlo. Pero dicha forma de rostro esquematizado sigue ahí, y lo admirarán durante milenios muchos fieles,... si están avisados. Sólo eventualmente se perdió la sorprendente, y muy gráfica idea, por la dificultad de observar una forma de rostro divino, porque la ignorancia de la gente de los siglos obscuros medievales hizo olvidar tal sutileza. Espero, y deseo, colaborar en recuperar algunos de los símbolos perdidos, aunque sea muy arriesgado. Veamos otro ejemplo también atribuible a la orden del Temple.

FOTOS: ARCUACIONES DE ALABASTRO (DESAPARECIDAS)

PSICOIDÍLICA DECORACIÓN DE CLAUSTROS GÓTICOS

Desde la construcción de templos prehistóricos, todos los monumentos sagrados se esmeraron en proporcionarles tanto su orientación y proporciones, como de su decoración. La arquitectura religiosa incluyó determinados códigos ocultos, así como la repetición de proporciones. Estas fueron sus directrices principales, sin olvidar que el virtuosismo de quienes lo planifican se expresaba armoniosamente.

Los seres vivos, está demostrado que se desarrollan en base a una geometría evolutiva, y las perspectivas artísticas coinciden con las arquitectónicas a través de los números. Una serie repetitiva que está en todos los patrones de crecimiento natural la descubrió Leonardo Pia (1.170-1.240 d.C.), siendo mundialmente conocida como "de Fibonacci". Hay muchos números curiosos, como por ejemplo, el resultado de 1/7 del 999.999.

Miguel Ángel (1475-1564), afirmó que el conocimiento de la figura humana era básico para comprender la arquitectura. En algunos claustros construidos en estilo gótico que pudo haber visitado, debió ver que otros sabios medievales ya lo habrían materializado, y disfrutado tan mística como discretamente. En la iglesia de Sant Pau del Camp (inicios del siglo XIII), en el centro de Barcelona, los arcos están tres veces lobulados, perfilando no sólo la forma de una cabeza, sino además la forma de los hombros. En mis fotos incluyo muestras de los claustros parcialmente restaurados de la "zona de reconquista" (s. XII) del sur de Cataluña, porque conservaron las aberturas, variando el aspecto de los agujeros (óculos") solo encima de los capiteles.

FOTO: MONJES ARMADOS DEL TEMPLE RODEAN EL "ARCA"

Es muy famoso el dibujo de la figura humana que hizo Leonardo da Vinci (1.452-1.519), recordando al arquitecto romano Vitruvio (s. I d.C.), pues en sus obras había dejado unas sabias directrices, las cuales en Europa fueron de nuevo recordadas por los constructores del Renacimiento.

El arte islámico lo desarrolló precozmente, porque sintieron idéntica necesidad de expresar la idea del crecimiento a través de la repetición. Sus creencias les impiden representar a seres vivos en la decoración religiosa, pero los monjes europeos, que en el siglo XII conectaron con ellos en Palestina, no tenían ningún impedimento. Así, los monjes guerreros de la orden del Temple de Jerusalén habrían podido aprender la sutil forma de auto representarse entre los arcos de las galerías de ciertos claustros. Son aberturas en cada una de las cuales la silueta de muchos monjes encapuchados, alineados en las galerías, parecen estar vigilando la simbólica "Arca de la Alianza", representada subliminalmente por un templete de planta hexagonal conteniendo una fuente y una pica para lavarse.

La ignorancia actual, casi logró que los conocimientos escritos mediante piedras bajo tensión, especialmente en las bóvedas de las catedrales, permaneciesen ocultos. No sólo fueron irreconocibles para los sacerdotes que las administran, sino también para cualquier "Inteligencia espiritual", porque son obras que a lo largo de los siglos han sufrido diversos remiendos "hostiles". Recordaré que semejante alarde arquitectónico, tan generalizado en toda la Europa medieval, no se improvisa. Pero dejar de enseñar religión, lo ocultará aún más.

En aquellos templos, los conocimientos aplicados de todo tipo, incluidos los geo-biológicos, bien podemos llamarlos "sagrados", incluyendo la energía cosmo-telúrica, por su relación de equilibrio capaz de impactar en la receptabilidad de los fieles. Sirvió a nuestros antepasados, servirá también en el futuro, cuando la red telúrica Hartmann sea debidamente valorada. Se trata de otra energía que, en el interior de templos religiosos de todo el mundo, propicia que los creyentes puedan captar allí emanaciones de un poder invisible -pero transmutador-, de unas fuerzas que no se estudian en las universidades.

Dentro de la sociedad medieval, los caballeros templarios fueron unos guerreros muy religiosos. Eran frailes antes que guerreros, estando sujetos a muy elevadas y secretas directrices escatológicas. Quisieron construir grandes templos, y a pesar de sus pobres recursos técnicos, los elevaron a alturas de hasta 40 metros, con pura audacia en su sincero afán de glorificar a Dios.

Las referencias anteriores a sus catedrales góticas, fueron los pesados templos del mundo clásico, los cuales impregnaron el arte Románico. Hubo también excepciones. En la catedral de Petrobourg (Gran Bretaña), se limitaron en construir en estilo románico el interior, y en arquitectura gótica el exterior del mismo templo. Otras catedrales se decoraron con vitrales. La luz que atraviesa las vidrieras inunda el interior, como se ve en la Sainte-Chapelle de París (Francia), construida entre 1.239 y 1.246.

Los templos románicos de los cistercienses tuvieron planta de cruz, con cabecera absidal, siendo por su orden (hermana de la del Temple), que pasó a convertirse en el tipo de cruz basilical, y en conjunto prefirieron que tuviese tres naves. El principio que sostiene cualquier tipo de bóveda y arco apuntado del tipo que sea, es su propio peso. Las apariencias, como siempre, se prestan a confusión aunque estén bien documentadas.

Al respecto, para información de mis conciudadanos, diré que en Solsona, en los siglos XIII y XIV la iglesia de Santa María aún conservaba la cabecera románica, a pesar de que la familia Torroja, señores de la zona, habían construido un siglo antes su nave gótica. Al estar enterrados en la cripta de la gran nave románica algunos condes de Urgel, y muy nobles señoras, como Doña Brunisenda de Foix-Castellbó, se solucionó cegando la entrada de la cripta y se conservó el espacio románico encima, siendo destinada a servir de sacristía. El conjunto no se unificó hasta la primera mitad del siglo XVIII, décadas después de haber sido erigida Sede diocesana, en 1.593.

La catedral de Solsona, a pesar de que su aspecto exterior presenta una imagen realmente ecléctica, por mezclarse diversos estilos sobre su ábside románico. Se ve en esta foto, tratada con preferencia es estas páginas, debido a que en su gran nave gótica he podido experimentar el efecto de resaltar el rostro de la bóveda apagando las luces del lugar correspondiente al sector de los ojos. Por cierto, parece ser el diseño de un monje con capucha; y no faltan argumentos para justificarlo, porque entonces era el templo de dos florecientes comunidades (varones y féminas), de monjes agustinos en tierra fronteriza con los musulmanes. Desde aquel castillo, partieron la mayor parte de campañas de Reconquista.

Para lograr un aspecto de imagen de rostro, la pintura con que se decoraron las bóvedas de los templos góticos pudo haber ayudado más de lo imaginado, al resaltar discretamente el efecto subliminal que yo aviso en este escrito. Con poco que se las "ayude", se pueden obtener imágenes que ganarían mucho mayor efecto. En la catedral de Solsona, lo constaté (no fue modelo único; se repitió igual en Vilafranca del Penedès). En otras ciudades, como en Valencia, observo en una foto antigua que la bóveda de la gran nave de la catedral (1262) -que es muy ancha, y sólo tiene 16 metros de altura-, existe una gran lámpara colgada del techo, la cual parece dibujar un grueso bigote sobre la boca de la imagen ofrecida por las bóvedas.

Aprovechando la robustez de los cimientos de la arquitectura románica, los pilares y columnas finísimas de la catedral, como si pretendiesen negar su pesadez y dureza física, se elevan muy alto para soportar unos arcos almendrados, y sobre ellos unas bóvedas espaciosísimas. Éstas, en el arte gótico posterior aún se complicaron más en sus diseños, hasta conseguir que en sus centros se dibujase con piedra y cristal una estrella trabajada como si fuese obra de orfebrería para que, translúcida, dejase pasar la luz cenital. El fecundo trabajo que se observa en la Naturaleza se combinó con el genio del espíritu humano, para conseguir que las pesadas piedras se eleven milagrosamente, siendo su dureza la que revela, al fin, la más sublime esencia espiritual que es capaz de alcanzarse en este mundo.

De nada sirvió que, el sublime diseño de un rostro, en alguna catedrales aún se nos aparezca como si fuese ingrávido. Fueron eclipsados, por el hecho de sostenerse las bóvedas sobre altas vidrieras de extraordinario colorido, que estaban sucesivamente dispuestas a todo su alrededor. Los vitrales historiados los eclipsaron porque acapararon absolutamente toda la atención, al ser obras realmente dignas de elogio. Fue como si tanta luz cegase sus almas. Los más bellos vitrales están en la catedral de Chartres (Fr.), la cual se incendió (11-6-1.194) y sólo quedaron en pie sus dos torres y sus dos criptas. La reconstruyeron después de veinte años de trabajo, concluyendo la reedificación en 1.220 (Todavía volvería a incendiarse el año 1.836).

Cada desastre, y cada guerra, reducía los conocimientos de los antiguos planificadores que, sobre siete corrientes de agua subterránea, casi habían llegado a conseguir técnicamente la "cuadratura del círculo" metafóricamente hablando. No exagero, pues, dejando aparte que la gente inculta físicamente lo creía posible, ellos habían conseguido que durante la misa (por iniciación instintiva), el espíritu humano se transformase, por la visión directa y bien razonada del rostro de Cristo Jesús. Al morir los antiguos maestros constructores, y tras el arresto general de la orden del Temple, se olvidó el simbolismo de los sabios iniciados. La gran nave de las catedrales después se vio como: el "Arca de Noé", etc.. En el siglo XX, incluso aquel espacio sagrado fue un simple techo para acoger a los comerciantes y compradores durante los mercados semanales.

Se perdió tanto el mensaje oculto de sus bóvedas, así como también las referencias que estimulasen a buscar descubrirlo, porque la orden del Temple fue abolida y ejecutados sus caballeros, a pesar de que eran medio frailes. Sus secretos se los llevaron, y aquellos otros que sus enemigos les descubrieron, fueron silenciados. No obstante, su mensaje quedó oculto en la piedra y sólo hay que saber descifrarlo. Hay casos similares en todas las épocas.

Dado el aprecio que sintió Antoni Gaudí, el gran arquitecto catalán, por los rostros, como se revela por su diseño, pasando después desapercibido en la fachada del templo Sagrada Familia, de Barcelona, opino que al diseñar la bóveda sobre el altar mayor de la catedral de Astorga, Gaudí deseó buscar el mismo efecto conseguido en las bóvedas medievales. Probablemente el genial arquitecto catalán conoció la fascinación del rostro, que ya en el Antiguo Egipto simbolizaba: el poder que el alma podía ejercer sobre los vivos.

Antoni Gaudí, cuando remodeló la catedral de Palma de Mallorca (Baleares), pudo ver los dos agujeros sobre el altar, que le parecerían unos inexplicables ojos. Es la misma idea configurada en las puertas de acceso a las estancias reales de la Alhambra de Granada.

Los templarios que consiguieron escapar a su exterminio, en pocas ocasiones transmitieron sus creencias otros, pero éstos hicieron posible que siglos después de la abolición del Temple el año 1.312, se continuaran decorando con esculturas de cabezas cuantos templos que se atribuyen a sus continuadores.


Los caballeros templarios, leyeron sin duda los hoy llamados "Evangelios Agnósticos" y recogieron ideas acerca de la veneración de la cabeza de san Juan Bautista (el Precursor), y plasmaron escenas del mismo en los templos que ellos más apreciaban. En la iglesia fortificada que tuvieron en Montsaunés (Haut Pyrennes-Fr.), para la veneración de una imagen de Nuestra Señora sosteniendo a su Hijo, decoraron con altorrelieves el frontispicio de su entrada con una serie de cabezas alineadas. También hay escenas de la vida de Cristo, como el pasaje de cuando curó a una mujer ciega. Es interesante que en las escenas que conocemos, aparezca en relieve el "Péndulo de Salomón", sostenido por dos personajes. Un rayo de luz, que penetra determinado día del año por un agujero, ilumina otro de una losa situada a tres metros dentro del templo. Las sutilezas de los templarios eran siempre expresadas allí donde, quien se hiciese sabias preguntas, pudiese hallar respuestas.

La mitad superior de Santa María del Mar, (Barcelona-Catalonia) incluida la bóveda, se construyó en estilo gótico final (s.XIV) que ha sido llamado "hispano-flamenco", al combinar elementos renacentistas y del arte mudejar (Por mandarlo construir la reina Isabel la Católica, se lo llama también Isabelino; y Flamígero o Manuelino por influencia de Portugal). Se lo reconoce por no necesitar columnas laterales, sino que las bóvedas se apoyan en salientes de la parte alta de los muros.

Las bóvedas de las catedrales (s. XII-XIV), revelan una imagen subliminal del rostro de Cristo en esquema. Es "Luz del espíritu" según la Biblia. Al conocer mi investigación, nadie volverá a entrar en una catedral gótica viéndola como antes. Por mi parte sólo me falta añadir: Que diga más, quien más sepa.

(C) Ramón Ramonet Riu
(Escrito, y registrado en Barcelona, el mes de abril del año 2.013)

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